Categorías: Vida saludable

El estrés por calor y las altas temperaturas

Llegan las olas de calor antes de lo esperado, y con ellas traen algunos riesgos para nuestra salud. Las cada vez más intensas altas temperaturas pueden provocar el conocido como estrés por calor. Conscientes de que esta repentina subida ha pillado a muchos a contrapié desde Viamed Salud te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre el estrés por calor: sus peligros y cómo prevenirlo para poder disfrutar de las buenas temperaturas sin riesgos ¡Sigue leyendo!

¿Qué es el estrés por calor?

El estrés por calor se produce cuando el cuerpo no es capaz de regular su temperatura interna de manera efectiva, ya sea debido a la exposición a altas temperaturas o a la realización de actividad física intensa en condiciones de calor. Son frecuentes en las ciudades y en áreas urbanas, dónde se suman varios factores causantes, como la acumulación de personas, el tráfico y la escasez de zonas verdes.

Hablar de estrés por calor implica hablar de fatiga, sudoración excesiva, dolores de cabeza y mareos. El tratamiento es tan asequible como un poco de reposo, beber líquidos y enfriarse, pero, aun así, la cifra de muertos por estrés por calor alcanza los 4.000 en nuestro país. 

Consecuencias del estrés por calor para la salud

Aunque muchos la desmerecen el estrés por calor es una condición médica grave. Como ya hemos mencionado, si no se trata adecuadamente, en los casos más graves puede llevar a problemas como deshidratación, golpe de calor e incluso la muerte.

Entre los síntomas tempranos de estrés por calor se incluyen:

  • Sudoración
  • Calambres
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Dolores de cabeza
  • Mareos
  • Confusión
  • Fatiga

Si no se toman medidas para reducir la temperatura corporal y rehidratar al paciente, la persona puede experimentar convulsiones, coma y fallo renal.

Factores de riesgo

Para evitar estos recién mencionados síntomas, uno de los factores claves es ser consciente de si se trata de una persona de riesgo o no. Algunos de los factores a tener en cuenta son:

  • Edad: las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a que su capacidad para regular la temperatura corporal disminuye con la edad.
  • Obesidad: las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a que su cuerpo produce más calor y requiere más energía para mantener una temperatura corporal adecuada.
  • Enfermedades del corazón: las personas con enfermedades del corazón tienen un mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a que su corazón tiene dificultades para bombear suficiente sangre para enfriar el cuerpo.
  • Condiciones climáticas: las personas que viven en áreas con climas cálidos y húmedos tienen un mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a la exposición prolongada a altas temperaturas y humedad.
  • Actividad física intensa: las personas que realizan actividad física intensa, como atletas o trabajadores de la construcción, tienen un mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a que su someten a su cuerpo a situaciones de más intensidad.

Es importante tener en cuenta estos factores de riesgo y tomar medidas preventivas adecuadas para evitar el estrés por calor, especialmente si se encuentra en una situación de riesgo.

Principios básicos de prevención del estrés por calor

Como adelantábamos, se trata de una condición fácilmente remediable, sobre todo si se tienen las herramientas. Una de las claves principales es permanecer atento a cualquier atisbo de los “síntomas tempranos” mencionados en el apartado anterior, y en caso de detectarlos, proceder a enfriar el cuerpo, ya sea a través del descanso en un lugar fresco o la rehidratación con líquidos no alcohólicos.

Pero no hay necesidad de llegar tan lejos. La prevención es una herramienta incluso más eficaz. Algunas de las bases suelen ser:

  1. Hidratación adecuada: es fundamental beber suficiente agua para reponer los líquidos perdidos durante la actividad física o la exposición al calor. Es recomendable beber agua antes, durante y después de realizar una actividad física, y tomar pequeños sorbos con regularidad en lugar de beber grandes cantidades de agua de una sola vez.
  2. Descanso frecuente y sombra: es importante descansar con frecuencia y encontrar una sombra fresca y ventilada para reducir la exposición al sol directo y permitir que el cuerpo se enfríe naturalmente. El descanso también ayuda a evitar el agotamiento físico.
  3. Ropa adecuada: vestirse con ropa ligera, transpirable y de colores claros puede ayudar a reducir la absorción de calor y permitir que la piel respire y se enfríe naturalmente.
  4. Evitar actividades en las horas más calurosas del día: es importante evitar actividades físicas extenuantes o estar al sol directo durante las horas más calurosas del día, generalmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
  5. Preparación adecuada para el ejercicio: antes de realizar una actividad física, es importante prepararse adecuadamente, incluyendo un calentamiento adecuado y una hidratación previa adecuada.
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