Categorías: Dermatología

El acné es un trastorno habitual de la piel que sucede cuando los folículos pilosos se cubren con grasa y células cutáneas muertas. Aunque estamos acostumbrado a escuchar la palabra acné, hay que tener en cuenta que existen diferentes tipos de acné que deben ser tratados específicamente, entre los más comunes el acné hormonal, el acné vulgar o común, acné premenstrual, acné del bebé, acné quístico, punto negro, punto blanco, acné rosácea…

También es común asociar este trastorno a la etapa de juventud pero  nada mas lejos de la realidad, por ejemplo en el caso del acné hormonal, un acné vinculado a los cambios hormonales no sólo afecta a los adolescentes en la etapa de la pubertad, también afecta a los adultos en especial a mujeres, debido en gran parte a los trastornos hormonales ocasionados por la menstruación y por la menopausia. Se calcula que el 50% de las mujeres de entre 20 y 29 años tienen acné al igual que el 25% de las mujeres entre los 40-49 años.

Consejos para cuidar la piel con acné

Durante la pubertad, el acné más común es el conocido como acné vulgar o acné vulgaris (el significado “vulgaris” no es en modo negativo como parece, significa “del tipo más frecuente”) Aparece en forma de puntos blancos, granos pequeños o espinillas que suelen presentarse en el cutis pero también podrían presentarse en otras zonas del cuerpo como el pecho, los hombros o la espalda.

Para evitar la posible acumulación de grasa y prevenir la formación de acné, es fundamental llevar a cabo una o dos veces al día una limpieza profunda y delicada con agua y jabón suave. Hay que evitar frotar con toallitas o esponjas, si frotamos, el resultado final será peor, empeorando nuestra piel irritándola y formando la aparición de más poros.

Si nos hemos maquillado o utilizado crema de protección solar, debemos asegurarnos de que utilizamos en la medida de lo posible productos “no grasos” o “no acnegénicos”. Al lavarnos, debemos asegurarnos de eliminar todos los restos del producto para que no se obstruyan los poros. Los fijadores de pelo también pueden obstruir los poros, por lo que hay que ser cuidadosos al aplicarlos.

Aunque en el mercado existen múltiples opciones en forma de cremas o lociones de venta sin receta, siempre es recomendable buscar el asesoramiento de un dermatólogo que realice un diagnóstico adecuado del acné y del estado general de nuestra piel. El dermatólogo realizará una evaluación y considerará si es necesario recetar algún medicamento específico o tomar antibióticos para eliminar las bacterias que pueden contribuir a la aparición de granos o si se trata de un caso más grave, recurrir a tratamientos para fuertes como la isotretinoína o en el caso de las mujeres el tratamiento con anticonceptivos orales.

Además, es importante cuidar nuestra piel todo el año, no sólo el acné si no otras dolencias que podemos sufrir durante el año, como sucede en invierno con el frío, durante el cual nuestra piel sufra más y debemos protegerla.

 

 

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