Categorías: Vida saludable

Llega el mes de septiembre y con él, la entrada del otoño. En esta época del año el sol sale por las mañanas un minuto más tarde que el día anterior, mientras que, por la tarde nos deja dos minutos antes cada día.  La llegada de esta estación marca la vuelta a la rutina después de unos meses con muchas horas de luz, una climatología agradable y más tiempo libre de lo habitual.

El otoño es una época de transición en la que experimentamos muchos cambios, por lo que es frecuente que nuestra salud y nuestro estado de ánimo puedan verse afectados. Para empezar, la reciente vuelta a la rutina del trabajo y de los estudios supone un mayor desgaste físico y mental al que aún nos estamos acostumbrando.

Además, llega el descenso de las temperaturas, con un ambiente más húmedo, pero, ¿Tiene estos cambios atmosféricos efectos en nuestro cuerpo? Claro que sí.  Todos estos cambios acaban repercutiendo tanto en nuestro estado de ánimo como en nuestro sistema inmunitario y nuestro metabolismo, lo que puede dar lugar a una serie de trastornos que, si bien no son claramente estacionales, sí son más frecuentes en esta época del año.

Uno de estos cambios es conocido como la astenia otoñal, se trata de un síndrome leve y de carácter temporal que puede durar solo unos días, pasando muchas veces desapercibido, aunque en ocasiones puede alargarse semanas. Afecta al 6% de la población, especialmente a mujeres entre 20 y 50 años, y a personas con tendencias depresivas, mientras que personas mayores y niños suelen ser los menos afectados.

¿Cómo saber si sufro astenia otoñal?

La astenia otoñal es una respuesta natural de nuestro cuerpo a las nuevas condiciones que este nuevo tiempo nos impone y tiene se pronuncia en la fatiga general, un síntoma caracterizado por debilidad física, que impide realizar las tareas comunes afectando a nuestro estado de ánimo, alteración del hambre, falta de concentración, irritabilidad, proliferación de sensaciones de tristeza…

A pesar de la astenia, durante el otoño podemos a llegar a sufrir otro tipo trastorno típicos de la época del año como: alergias, primeros resfriados, gripe, bronquitis, asma y poca vitamina D.

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