Astenia estacional ¿Por qué ocurre y cómo podemos tratarla?

La coordinadora de Urgencias y médico de familia de Viamed Montecanal, la Dra. Carmen Sánchez-Celaya aportar luz sobre esta cuestión.

¿Qué es la astenia estacional?

La astenia estacional puede definirse como una sensación pasajera y subjetiva de cansancio, tanto físico como intelectual, que sin tener una causa orgánica definida está correlacionada con el inicio de una nueva estación, fundamentalmente.

Sucede especialmente, en primavera, si el calor se presenta demasiado pronto y va unido a oscilaciones de la presión atmosférica y de la humedad ambiental.

También puede aparecer de verano a otoño, condicionados por los cambios horarios y la disminución de las horas de luz solar.

¿Cuáles son las causas y los factores de la astenia estacional?

Los cambios climáticos, como las variaciones en los horarios y hábitos de vida que se producen en los cambios de estación, se encuentran en el origen de este cuadro. Aunque no tiene consideración de enfermedad dentro del Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, puede afectar a la vida diaria.

¿Existen diversos tipos de astenia estacional?

En principio el concepto engloba la sintomatología de tipo psicológico y orgánico que aparece coincidiendo con los cambios de estación

SÍNTOMAS Y CONSECUENCIAS DE LA ASTENIA ESTACIONAL

Síntomas de la Astenia estacional

La astenia estacional no tiene unos síntomas palpables, ni claramente definidos, sino que engloba desde una sensación inexplicable de tristeza hasta algo tan inespecífico como unas “pocas ganas de hacer nada”. Todo ello se acompaña de signos y síntomas físicos, siendo los que se describen con más frecuencia:

  • Alteraciones del estado general (cansancio, fatiga especialmente por la mañana, debilidad general).
  • Hipotensión, mareos.
  • Dolor muscular y articular.
  • Dificultad de concentración en todos los ámbitos, trastornos de memoria, fatiga intelectual.
  • Irascibilidad, cambios de humor, melancolía inexplicable.
  • Problemas digestivos, pérdida del apetito, aumento de la sensación de hambre, …
  • Trastornos del sueño (insomnio, intensa sensación de sueño).
  • Inapetencia sexual, entre otros.

Las manifestaciones de este trastorno no aparecen en momentos de actividad intensa, sino en el desarrollo de actividades cotidianas, por lo cual no pueden ser atribuibles a situaciones puntuales que requieran un sobreesfuerzo.

¿Hay algún síntoma que pueda aparecer que sea menos común?

En general, todos los síntomas pueden aparecer con la misma intensidad, predominando en algunos casos los síntomas físicos sobre los psicológicos o, al contrario.

Hay que estar atento al cuadro ya que si la intensidad de los síntomas depresivos o la astenia es mayor de lo esperado o se alarga más de 6 meses en el tiempo habría que hacer el diagnóstico diferencial con Síndrome Depresivo o un Síndrome de Fatiga Crónica.

Prevención. ¿Qué se puede hacer en caso de tener astenia estacional?

La primera intervención a realizar cuando un paciente con esta sintomatología acude en busca de ayuda es evaluar una posible causa orgánica: anemia, hepatitis, depresión, u otra a la que pueda atribuirse el origen de su malestar. Si tras la evaluación de los datos recabados se confirma el cuadro de astenia estacional, se procederá a instaurar una serie de medidas que ayuden a revertir la apatía, el cansancio, conseguir que el paciente se encuentre mejor y se adapte al cambio estacional.

Para ello, se debería aconsejarsar la implantación de una serie de medidas higiénico-conductuales que mejoren la calidad de vida del paciente y su autoestima. Es importante tener en consideración que la sensación de sentir cansancio, falta de vitalidad o apatía que caracterizan la astenia son individuales y subjetivas y, en ausencia de patología, dependen del estado de salud y del grado de equilibrio psíquico, orgánico y emocional del individuo.

Por lo cual, las medidas a implantar se deben amoldar a las necesidades y preferencias de cada caso y complementarse entre ellas. De forma genérica, deberán estar basadas en el mantenimiento de unos hábitos de vida saludable, una disminución de los hábitos tóxicos y la adopción de una pauta dietética sana y equilibrada.

APLICAR MEDIDAS HIGIÉNICO-CONDUCTUALES

Algunos de los hábitos saludables que pueden implantarse como medida preventiva para preparar el cuerpo para la lucha contra el decaimiento estacional son:

  • Respetar la higiene del sueño: mantener horarios fijos para acostarse y levantarse, garantizar un tiempo de reposo adecuado (un adulto sano debería dormir un mínimo de 7 horas diarias). Cenar de forma ligera y con aproximadamente dos horas de anticipación respecto al momento de acostarse evita que la digestión interfiera la conciliación del sueño.
  • Practicar ejercicio físico moderado de forma regular
  • Aumentar las actividades al aire libre
  • Intentar disponer de tiempo libre y espacios de relajación entre la sucesión de actividades cotidianas.
  • Adoptar una postura lo más positiva posible ante las distintas situaciones que se suceden y fomentar una actitud que conlleve a un cambio en el estado de ánimo y recuperar la voluntad. Es importante saber identificar las condiciones que nos generan malestar o estrés y poner en marcha estrategias para minimizarlas. La ayuda de un profesional (psicólogo, psiquiatra) puede resultar muy útil para aprender a modular las emociones y así controlar situaciones desfavorables.
  • Reducir o mejor evitar hábitos tóxicos como el consumo de tabaco, alcohol, somníferos u otras sustancias tóxicas estimulantes que ponen en riesgo el equilibrio corporal y psíquico.
  • Prestar atención a nuestras emociones. En ocasiones, la astenia lleva aparejados cuadros de ansiedad, situaciones de estrés elevado, así como trastornos depresivos.

Es conveniente identificar aquellas situaciones que nos generan malestar para poner en marcha recursos y estrategias que nos permitan un afrontamiento eficaz de las mismas, y si fuese necesario, recibir ayuda por parte de un psicólogo que nos enseñe pautas para regular nuestras emociones, y de este modo prevenir el desarrollo de otras dificultades.

  • APLICAR MEDIDAS DIETÉTICAS

Una dieta adecuada es la mejor aliada para mantener un buen tono vital en cualquier etapa de la vida y de prevenir cualquier alteración orgánica.

  • Seguir una dieta sana y equilibrada, baja en grasas y alta en fibra, con abundancia de frutas y vegetales frescos.
  • Debe mantenerse un ritmo y un orden. Se recomienda la distribución de la ingesta diaria de alimentos en cinco tomas: un completo desayuno para afrontar el día con energía, un tentempié a media mañana, una comida fuerte, una merienda suave y una cena ligera.
  • Potenciar el consumo diario de frutas, hortalizas y verduras (crudas o al vapor) en detrimento de las comidas rápidas, los alimentos precocinados, la bollería industrial o los azúcares refinados.
  • Limitar el consumo de carne hasta un máximo de dos veces por semana, evitando aquellas carnes más grasas. Debe priorizarse el consumo de pescado azul y evitar, en la medida de lo posible, las frituras como forma de cocción.
  • Los hidratos de carbono de absorción lenta deben constituir una parte importante del total de alimentos consumidos.
  • Garantizar una ingesta abundante de agua (mínimo de dos litros diarios): es una manera de mantener el equilibrio hídrico del organismo, mejorar la función renal e intestinal y hacer que uno de los factores asociados a la astenia (la baja presión arterial) desaparezca o disminuya su efecto.
  • Reducir la ingesta excesiva de alcohol. Y si va a consumirse debería darse preferencia a las bebidas de buena calidad y bajo contenido alcohólico en detrimento de los destilados de alta graduación.
  • Controlar el consumo del café u otras infusiones excitantes: una buena manera de evitar su consumo excesivo es alternarlo con bebidas isotónicas, zumos o infusiones sin (o con muy bajo) efecto excitante como menta-poleo, manzanilla, té verde, combinaciones florales…

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