Categorías: Urología

El síndrome de vejiga hiperactiva, es una disfunción por la que se sufren alteraciones en la fase de llenado de la vejiga. Produce contracciones involuntarias del músculo, y el paciente siente ganas imperiosas de orinar. Asimismo, puede tener escapes y un aumento en la frecuencia miccional durante el día y la noche.

Esta enfermedad afecta a un 12-22% de la población de ambos sexos y su prevalencia aumenta con la edad.

¿Qué síntomas tiene la vejiga hiperactiva?

Los síntomas más habituales que siente una persona que sufre vejiga hiperactiva son:

  • Frecuencia miccional aumentada, de día y de noche.
  • Urgencia a la hora de orinar. No se puede detener la micción.
  • Se puede producir en algunos casos incontinencia urinaria.

Los síntomas suelen ser peores a partir de los 44 años en las mujeres, y a partir de los 60 años en el caso de los hombres.

Además de los síntomas físicos, los pacientes que sufren esta enfermedad tienen una pérdida consistente de calidad de vida. Primero, por la urgencia que se produce a la hora de orinar y que en muchas ocasiones conllevan la necesidad de utilizar compresas para las pérdidas de orina.

Los pacientes suelen reducir su actividad social y ven mermada su autoestima. Debido al aumento de frecuencia en la micción, se producen alteraciones del sueño. E incluso pueden sufrir cuadros psicológicos preocupantes, como obsesión o depresión.

¿Qué causa el síndrome de vejiga hiperactiva?

Aunque la mayoría de las veces no se sabe cuál es la causa, la vejiga hiperactiva puede atribuirse a varias cuestiones:

  • Neurológicas: enfermedad de Parkinson, Esclerosis Múltiple o lesión medular.
  • Vesicales: obstrucciones, infecciones, cálculos en la vejiga, prolapso de órganos pélvicos, tumores, fármacos y tóxicos, etc.

¿Qué tratamiento tiene la vejiga hiperactiva?

Para atajar eficazmente el problema, se pueden utilizar los siguientes tratamientos:

  • Cambios en los hábitos de vida: eliminar el café y el té, las bebidas carbonatadas, alcohol y zumos cítricos.
  • Medicación para inhibir las contracciones del músculo detrusor de la vejiga.
  • Entrenar la musculatura del suelo pélvico.
  • Fisioterapia de suelo pélvico.
  • Neuromodulación periférica o del nervio tibial posterior.
  • Cuando los tratamientos anteriores no dan resultado, se puede recurrir a la infiltración de toxina botulínica o la cistoplastia.
  • Algunos pacientes requieren tratamiento psicológico para mejorar su estado mental frente a la enfermedad.

Puedes consultar el curriculum de nuestro jefe de servicio, el Dr. Fernández Arjona.

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