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¿Qué es la intolerancia al gluten?

La intolerancia al gluten o enfermedad celiaca (EC) es una patología autoinmune que genera una intolerancia crónica al gluten. Se da en personas con inclinación genética a desarrollarla y se caracteriza por el deterioro del intestino delgado, concretamente de su mucosa, que da como resultado la atrofia de las vellosidades intestinales. Esta atrofia no permite al enfermo absorber de forma óptima los nutrientes de los alimentos que ingiere, desde proteínas hasta sales minerales o vitaminas, lo cual deriva en complicaciones de salud.

El gluten se puede encontrar en cereales de consumo cotidiano como el trigo, la cebada o la avena, y en otros de consumo menos frecuentes como la espelta o el triticale. El gluten es el encargado de dar elasticidad y esponjosidad a los productos horneados y es normal encontrarlo en muchos de los alimentos del día a día.

En aquellas personas en las que no se presenta una intolerancia al gluten también puede existir molestia a la hora de hacer la digestión de alimentos que lo contengan, ya que nuestro cuerpo no cuenta con las enzimas suficientes para digerirlo del todo y aquellos pedazos pequeños que no se han digerido bien provocan incomodidad. Sin embargo, para las personas que si presentan intolerancia puede ir más allá produciéndose problemas autoinmunitarios, alergias y sensibilidad a esta proteína.

En España aproximadamente 1 de cada 100 personas desarrolla la enfermedad celíaca siendo, a día de hoy, la enfermedad crónica intestinal más corriente en nuestro país. Al ser hereditaria y presentarse en cada paciente en un momento concreto de la vida, 6 de cada 7 celíacos están sin diagnosticar.

¿Cuáles son los principales síntomas?

Los síntomas para esta intolerancia son inespecíficos ya que no vemos una señal clara de cuál es el problema a pesar de las numerosas manifestaciones:

  • Se presenta principalmente como molestias digestivas en forma de diarrea, vómitos, estreñimiento o distensión abdominal entre otros.
  • Al hacer trabajar el doble a nuestro cuerpo durante la digestión por el hecho de no absorber bien el gluten y de no recibir todos los nutrientes que se ingieren es normal que los enfermos tengan fatiga general que afecta desde los movimientos hasta la concentración.
  • El estado de ánimo también se ve afectado llegando la persona a sentir irritabilidad y ansiedad. También puede aparecer depresión ya que el resto de síntomas alteran personalmente al enfermo.
  • La falta de nutrientes, al no absorberse bien durante la digestión, provoca desnutrición, la cual se refleja en la piel, especialmente en la parte posterior del brazo, que se traduce en aparición de granos y protuberancias ásperas (queratosis capilar).
  • En las mujeres, población a la que más afecta la intolerancia al gluten, se dan desequilibrios hormonales como periodos menstruales irregulares, ovarios poliquísticos o abortos. También se dan casos de infertilidad sin causa aparente.
  • La celiaquía se suele relacionar con enfermedades autoinmunes y es por ello que a veces es difícil diagnosticar a los enfermos porque comparten muchos de los síntomas.
  • Además de estos existen otros síntomas como las úlceras bucales, la anemia, el deterioro de esmalte dental, reflujo ácido en el estómago o deterioro de la función del bazo.

 

Causas de la intolerancia al gluten

Aunque no hay una causa específica sí que se dan ciertos acontecimientos que pueden provocar la aparición de esta intolerancia. Se puede dar por una interacción entre genes, la ingesta de alimentos con gluten o causas ambientales que vienen dadas por el tipo de vida actual. Existen otras posibilidades que pueden contribuir a una manifestación de esta como infecciones gastrointestinales o bacterias que se encuentran en los intestinos.

Además, existen casos en los que la enfermedad se activa tras un momento puntual como una cirugía, un parto, un virus, situaciones de estrés o el embarazo.

Algunas variaciones genéticas aumentan las posibilidades de padecer la enfermedad celiaca, no obstante, no quiere decir que todas aquellas personas que las tengan vayan a ser celiacos, si no que deberían sumarse otros factores.

Factores de riesgo

A pesar de que cualquier persona puede padecer intolerancia al gluten, los siguientes grupos son más propensos a contraerla:

  • Tiene algún familiar celiaco
  • Tiene algún familiar con dermatitis herpetiforme
  • Diabetes de tipo 1
  • Síndrome de Down
  • Síndrome de Turner
  • Enfermedad tiroidea autoinmunitaria
  • Enfermedad de Addison
  • Colitis microscópica
  • Artritis reumatoide

 

Tratamiento para la intolerancia al gluten

Lo más importante es mantener una dieta estricta libre de gluten. Esto significa que además del trigo hay que eliminar otros cereales como el bulgur, la harina integral, la malta o la sémola entre otros.

Lo normal tras empezar una alimentación libre de gluten es que el intestino vuelva a recuperarse en unas pocas semanas sintiéndose el enfermo mucho mejor en unos días. Sin embargo, puede llevar meses o varios años que el intestino cicatrice por completo y empiecen a nacer las nuevas vellosidades.

Es importante controlar también aquellos productos que, aunque a priori parezcan no tener gluten, cuenten con él en alguno de sus componentes: almidón modificado, conservantes, medicamentos, barras de labios, dentífricos, pegamento de sobres, etc.

Si se tiene alguna deficiencia nutricional, el médico podría recetar algún tipo de suplementos y vitaminas, por ejemplo, en el caso de falta de calcio, vitamina D, hierro o zinc.

Tras comenzar una dieta libre de gluten es necesario realizar seguimientos y controles para ver que se cumple con el tratamiento y que el paciente evoluciona favorablemente. Normalmente cuando se llevan de 6 a 12 meses de tratamiento los análisis se vuelven negativos, lo que significa que responde positivamente a la dieta. En los casos en los que los resultados den positivos significa que el enfermo se está exponiendo al gluten de forma involuntaria en alguna de sus muchas variantes.

En los casos de baja cicatrización del intestino y de valores positivos el médico puede pedir una endoscopia con biopsias, especialmente en los adultos, ya que los niños cicatrizan más rápido al estar en continuo crecimiento.

Para los casos en los que el intestino esté gravemente dañado el médico puede recetar esteroides que ayuden controlando la inflamación y aliviando los síntomas mientras el órgano cicatriza. En los casos más graves de celiaquía, llamada celiaquía refractaria es necesario contactar con un experto ya que hoy en día no existe tratamiento de eficacia. En estos casos también se recurre a los esteroides.

 

Recordatorio: esta información tiene como fin proporcionar pautas generales y no dar una opinión médica definitiva. Es importante que consulte a su médico sobre su enfermedad específica y el tratamiento más adecuado.

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