La mamografía es una radiografía de las mamas que se realiza con el objetivo de detectar cáncer o tumores mamarios.

Dependiendo del equipo que se utilice, la mamografía puede realizarse con el paciente sentado o de pie. Se coloca la mama en una superficie plana que contiene una placa de rayos X. Otra superficie o compresor presiona desde arriba la mama para aplanar el tejido mamario. Las imágenes se toman desde varios ángulos, por lo que se pedirá a la paciente que cambie de postura varias veces.

No se necesita preparación previa para realizase una mamografía. Simplemente debemos retirar las joyas de la zona del cuello o pecho. Asimismo, debemos informar si estamos embarazadas o dando el pecho, o si recientemente se ha sometido a una biopsia de mama.

La prueba puede causar una ligera molestia al comprimir el pecho, sin embargo, esta presión es necesaria para conseguir imágenes de calidad.

¿Por qué puede pedirme el ginecólogo la realización de esta prueba?

Su ginecólogo decidirá cuándo es el momento preciso para empezar a realizarse mamografías periódicas. Esto dependerá de su riesgo concreto de padecer cáncer de mama. No obstante, en mujeres mayores de 40 años se recomienda realizar una mamografía cada 1 o 2 años. Las pacientes que tengan una madre o hermana que haya padecido cáncer de mama, pueden realizarse mamografías una vez al año, incluso antes de los 40 años.

Además, la mamografía se emplea para realizar un seguimiento en una mujer que haya padecido cáncer, o en cualquier mujer que presente dolor en mamas, secreciones, cambios en las mamas,… De esta forma se descartará un posible cáncer de mama.

El nivel de radiación de esta prueba es bajo, por lo que el riesgo es también muy bajo.

Comparte este Artículo, elige tu plataforma