Categorías: Podologia

Conocer que son los dedos en garra y los dedos martillo es el primer paso para su diagnóstico. Hay personas que padecen de estas patologías y sufren sus consecuencias con molestias o dolores en los pies. Se trata de una deformidad que se da en los dedos de los pies, excepto en el dedo gordo y que progresivamente va flexionando los dedos, afectando incluso a la extensión completa de los mismos.

Causas de esta patología

Entre las principales causas de los dedos en garra y de los dedos de martillo encontramos el origen neurológico, el congénito o el adquirido, que puede deberse a alteraciones biomecánicas. Las alteraciones biomecánicas son las más frecuentes y se deben principalmente a la utilización de un calzado inapropiado y dañino que comprime los dedos, como pueden ser algunos zapatos de punta estrecha o muy ajustados.

Si este zapato provoca que los dedos estén flexionados demasiado tiempo, se tensionan los músculos y se acortan o contraen los tendones. Por este motivo no se puede enderezar el dedo con facilidad, e incluso puede provocar que con el tiempo, los músculos no pueden enderezar los dedos afectados aunque no se utilicen zapatos. En definitiva, esto provoca un desequilibrio en los músculos y tendones del pie provocando esta deformidad.

Por lo tanto, entre las alteraciones biomecánicas encontramos las causas estáticas, siendo el uso del calzado inadecuado la causa más importante. Y por otro lado, las causas dinámicas, provocadas por desequilibrios musculares y alteraciones biomecánicas.

Por otro lado, esta patología puede deberse a problemas musculares o articulares producidos casos de juanetes, pies cavos, pies valgos, pies planos o incluso por lesiones que hayan afectado a la forma del hueso. Por lo tanto, los tipos de pies que tengan estos problemas son los más propensos a padecer esta deformidad.

Síntomas

Este problema afectan principalmente a las articulaciones, por lo que el síntoma principal es la deformación de los dedos. Sin embargo, hay pacientes que no son conscientes de padecer esta patología debido a que los dedos se van deformando y desviando lentamente, por lo que su evolución es progresiva y requiere de tiempo. Asimismo, hay otros sintomas de los dedos en garra y de los dedos martillo que pueden indicar su formación.

Por ejemplo, las durezas y callos en las partes dorsales, la inflamación de las articulaciones o el pulpejo de los dedos afectados que se produce por un roce excesivo con el zapato. También pueden encontrarse dificultades para escoger unos zapatos que calcen bien, pueden causar dolor en la práctica de algunos deportes o a la hora de hacer actividades diarias en la zona de la puntera del pie.

Cómo se diagnostica

Es fundamental el diagnóstico de este problema para su correcto tratamiento, para ello, el podólogo deberá realizar un estudio del pie y una exploración para certificar que se trata de este problema. La exploración clínica es un aspecto muy importante para determinar qué tratamiento es más adecuado, en función de si se trata de un dedo en garra flexible o rígido.

Por lo tanto, el primer paso será la observación de la flexión de los dedos gracias a la extensión de la articulación metarso-falángica. Por otro lado, puede procederse a la realización de una radiografía para conocer en profundidad y con más detalle el grado de deformidad del dedo. También puede ser recomendable la realización de un estudio biomecánico de la pisada y la marcha para un mayor conocimiento del caso.

Tratamientos

En cuanto al tratamiento de los dedos en garra y de los dedos martillo, se pueden aplicar diferentes métodos dependiendo del grado de deformidad y de la rigidez de los dedos. Este grado determinará la gravedad de la situación y por lo tanto, la complejidad del tratamiento.

  • Cambio de calzado. Utilizar un zapato realmente cómodo y que no agrave el problema. Para ello, se debe escoger un zapato que permita una mayor flexibilidad de los dedos y que no los comprima.
  • Uso de plantillas. Si esta patología proviene de la forma de caminar de una persona, pueden utilizarse plantillas que modifiquen y corrijan la pisada.
  • Estiramientos de los dedos. Puede ser recomendable el estiramiento de los músculos extensores y flexores de los dedos para evitar el agarrotamiento. Los estiramientos más adecuados serán indicados por el podólogo y serán esenciales para evitar el agravamiento del problema.
  • Ortesis de silicona. Una ortesis de silicona realizada a medida puede ayudar a corregir, paliar y evitar el avance del problema. Este tratamiento puede tener mucha importancia sobre todo en casos de niñez y adolescencia, ya que los músculos son más flexibles.
  • Cirugía. La cirugía se utiliza en casos más severos y cuando otros tratamientos no surgen efecto. Por lo tanto, este tratamiento acaba con el problema de manera definitiva.

En definitiva, existen multitud de tratamientos en función de la gravedad del problema y será el especialista el encargado de determinar cuál es el más adecuado para cada caso.

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