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La nutrición es la base de la prevención, pero también es un arma terapéutica fundamental.

¿Qué debe comer el paciente?

En el caso del enfermo renal crónico en hemodiálisis las restricciones alimentarias conllevan frecuentemente a un incorrecto aporte de nutrientes, que no solo afecta a su función renal, sino a su propio estado nutricional, lo que repercutirá en su estado de salud.

Los riñones son órganos con importantes funciones, entre las cuales está su capacidad para mantener el equilibrio hidroelectrolítico y su capacidad para eliminar productos de desecho a través de la orina. Entre estos productos se encuentran el sodio, el potasio, el fósforo y la urea. Con una dieta adecuada se puede reducir la cantidad de desechos que se acumulan en su organismo.

Cuando los riñones no funcionan correctamente, se reduce la producción de orina y se acumula líquido en el organismo ocasionando hipertensión, inflamación de los tejidos, fallos en el corazón e incluso edema pulmonar (acumulación de líquido en los pulmones); por este motivo es muy importante controlar la ingesta de líquidos entre las sesiones de diálisis.

Los principales objetivos del tratamiento nutricional en este momento son:

  • Mantener un adecuado estado nutricional.
  • Evitar complicaciones de la insuficiencia renal provocadas por transgresiones dietéticas.
  • Reducir la toxicidad urémica.
  • Reducir las alteraciones metabólicas secundarias al daño renal.
  • Recomendaciones nutricionales generales para pacientes en hemodiálisis

Aporte Energético:

El aporte energético debe ser adecuado para mantener un peso saludable y estable, y para que las proteínas ingeridas no se utilicen con fines energéticos. Las recomendaciones establecidas para el paciente renal oscilan entre 30-35 Kcal/Kg Peso, teniendo en cuenta la actividad física realizada.

Aporte de Proteínas:

Las recomendaciones establecidas para la ingesta de proteínas previenen la desnutrición. Son aportadas por alimentos de origen animal como huevos, carnes, pescados, leche y derivados; y alimentos de origen vegetal como cereales y legumbres.
Aporte de Hidratos de Carbono: Los hidratos de carbono deben cubrir la mitad de las necesidades energéticas. Son aportados por alimentos como cereales, patatas, legumbres y verduras.

Aporte de sodio:

Cuando se consumen alimentos con cloruro de sodio (sal); la sal se une al agua por lo que se produce más sed. La sal se acumula en el organismo, de manera que provoca graves problemas de salud como la hipertensión e incluso embolias. También se deben evitar las sales “sin sodio” (cloruro de potasio) y las sales con bajo contenido en sodio.
En nuestra cultura, la sal es un condimento que se utiliza en grandes cantidades. No debe renunciar al sabor, pero si educar a su paladar a saborear las comidas con menos sodio.

Empiece a sustituir la sal con sabores como el ajo, la cebolla, el apio o un poco de vinagre y utilice hierbas aromáticas como el cebollino, el perejil, el orégano, el tomillo, etc. Aumentará los sabores y reducirá muchísimo el riesgo de sufrir problemas de salud. Únicamente debe evitar las especias de sabor intenso como el chile y la pimienta, dado que también aumentan la sed.

Una sugerencia más: Evite los alimentos ya procesados (caldos, platos precocidos, embutidos, enlatados), suelen contener más sal de la que usted debe consumir.

Aporte de Potasio:

El riñón es la principal vía de eliminación del potasio y su acumulación puede provocar graves arritmias cardíacas e incluso la muerte. Debe controlarse su ingesta debido a que se encuentra en prácticamente todos los alimentos. La cantidad a consumir será entre 2000-2500 mg/día. Las frutas y verduras son ricas en potasio.