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La dermatoscopia es una técnica que sirve para diagnosticar el cáncer de piel y los principales tipos de melanoma maligno. Es vital para la detección precoz de estas patologías.

Se trata de una técnica no invasiva con la que el médico puede estudiar la piel observando la estructura que no se puede ver con una simple exploración visual.

 

¿Cómo se realiza la dermatoscopia?

Es una técnica muy sencilla, eficaz y rápida que utiliza una lupa de 10-30 aumentos con un sistema de iluminación (dermatoscopio) para estudiar los lunares o lesiones que presenta la piel de una persona. El dermatoscopio suele usar luz polarizada y en la actualidad existen sistemas digitales que permiten, además de ver las lesiones, tomar imágenes para que el médico pueda ver la evolución de la lesión.

El procedimiento se realiza en la consulta del dermatólogo, sin preparación previa. No existe ninguna contraindicación, y se trata de una prueba indolora.

 

¿Cuándo se suele utilizar la dermatoscopia?

Es muy habitual que en dermatología se utilice esta técnica, debido a la facilidad de uso y la cantidad de información que ofrece. Además, ha resultado muy útil para diagnosticar tumores cutáneos pigmentados y para distinguir entre lesiones benignas y malignas. De ahí que se haya convertido en una técnica fundamental en esta especialidad.

Se recomienda su utilización a personas que tienen muchos lunares, lunares asimétricos o personas con antecedentes familiares de piel.

 

¿Qué ventajas tiene la dermatoscopia?

Algunas de las principales ventajas que ponen de manifiesto los especialistas en dermatología son:

  • Es una técnica muy rápida.
  • No necesita preparación previa, ya que se realiza en la misma consulta del dermatólogo.
  • Se puede realizar en personas de cualquier edad y con cualquier patología previa.
  • No produce ningún daño, ni ninguna molestia.
  • Permite distinguir entre lesiones benignas y malignas.
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