Alimentación en pacientes con cáncer
Los cánceres son enfermedades multifactoriales en cuyo determinismo influyen factores individuales (edad, predisposición genética) y otros relativos al entorno: tabaquismo, consumo de alcohol, hábitos alimentarios, naturaleza de los alimentos y exposición de riesgo (infecciones, productos tóxicos).
La parte de la alimentación responsable de la aparición de cánceres se sitúa en torno al 30%, aunque es difícil establecer relaciones de causalidad, salvo en determinadas excepciones. En este sentido, durante el tratamiento contra el cáncer, podría ser necesario que el paciente requiera cambiar su alimentación. Esto puede implicar comer ciertos alimentos que normalmente no se recomendarían en un estado de salud óptimo.
Para mejorar la calidad de vida y el pronóstico se procederá a un diagnóstico nutricional y a un abordaje dietético específico. Es importante destacar que el impacto de la alimentación en la carcinogenia es desigual e interviene potencialmente en todos sus estadios.
Alimentación, obesidad y cáncer
El estado nutricional, los alimentos y los métodos de cocción pueden ser perjudiciales o protectores para la salud. En este sentido, el sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de algunos cánceres y también los riesgos de recaída y de mortalidad.
A su vez, la obesidad incrementa el riesgo de complicaciones pre y postquirúrgicas y el aumento de peso, en determinados tumores como cáncer y mama, se asocian a peor pronóstico. Una alimentación equilibrada y la práctica de ejercicio regular permite prevenir el cáncer en personas con buen estado de salud y evita las recaídas en los pacientes que lo han sufrido.
Recomendaciones
Dieta equilibrada:
- Proteínas: se recomienda incluir alimentos ricos en proteínas como carnes magras, pescado, huevos, legumbres, tofu, y productos lácteos bajos en grasa.
- Hidratos de carbono complejos: se deben priorizar carbohidratos integrales como avena, arroz integral, y pan de grano entero, que proporcionan energía sostenida.
- Grasas saludables: es recomendable optar por grasas saludables como las de los frutos secos, el aguacate, el aceite de oliva, y el pescado graso (omega-3).
- Vitaminas y minerales: las frutas y verduras ricas en antioxidantes (vitamina C, E, y carotenoides) ayudan a combatir el daño celular.
- Hidratación: mantenerse bien hidratado es crucial, sobre todo si los tratamientos provocan efectos secundarios como vómitos o diarrea. Se recomienda el agua, caldos o infusiones sin cafeína.
¿Qué alimentos puedes ayudar a controlar los efectos secundarios de los tratamientos?
- Náuseas: comer comidas pequeñas y frecuentes, y evitar alimentos grasos o muy condimentados puede ayudar.
- Pérdida de apetito: comer porciones pequeñas, alimentos con alto contenido calórico y proteico, y usar suplementos nutricionales líquidos si es necesario.
- Mucositis (inflamación en la boca): evitar alimentos ácidos o picantes, y optar por texturas suaves y templadas.
Alimentos perjudiciales
Alimentos grasos y fritos. Estos son difíciles de digerir y pueden causar malestar, náuseas o diarrea. Los fritos, las comidas rápidas, y los productos con alto contenido de grasa saturada o trans deben limitarse.
Alimentos procesados y ultra procesados. Los alimentos procesados son alimentos que reciben un procesamiento industrial durante el cual se cambia la naturaleza del alimento original al adicionarle materia grasa, sal, azúcar, aditivos, u otros componentes. Los alimentos ultra procesados son alimentos altamente procesados, que se elaboran a partir de ingredientes industriales en su mayoría y en ellos no se pueden reconocer o se presentan en muy escasas cantidades los alimentos naturales.
Grasas. El consumo de grasas en mujeres menopaúsicas se relaciona con el desarrollo de cáncer por el aumento de la producción de estrógenos. La reducción del consumo de grasas en un 15%, reduce la recaída del cáncer de mama.
Carnes rojas y procesadas. Productos como embutidos, tocino, salchichas y carnes curadas se han asociado con un mayor riesgo de cáncer, especialmente digestivo, y pueden irritar el sistema digestivo. La práctica de determinados procedimientos culinarios como la piro síntesis durante el ahumado, preparación de carnes a la parrilla o torrefacción, produce hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y aminas, potencialmente cancerígenas. Se recomienda no consumir las partes carbonizadas.
Fibra insoluble. Aunque la fibra es importante, en cánceres que afectan el intestino o colon, demasiada fibra insoluble (como la presente en salvado, semillas, y algunos vegetales crudos) puede causar molestias, hinchazón o diarrea.
Azúcares refinados. Los dulces, pasteles, refrescos y otros alimentos con altos niveles de azúcar pueden contribuir a la inflamación y desajustes metabólicos. Es mejor optar por fuentes naturales de azúcar como frutas en porciones moderadas.
Alimentos picantes o muy condimentados. Pueden irritar el tracto digestivo y empeorar síntomas como acidez, reflujo, o dolor abdominal, sobre todo en personas con cáncer de esófago o estómago.
Lácteos enteros. Los productos lácteos con alto contenido de grasa pueden ser difíciles de digerir y empeorar los síntomas digestivos. Se pueden preferir versiones bajas en grasa o alternativas vegetales.
Bebidas con cafeína y gaseosas. El café, el té negro, las bebidas energéticas y los refrescos gaseosos pueden irritar el estómago y aumentar los problemas de reflujo. Además, las bebidas carbonatadas pueden causar hinchazón.
Alcohol. El alcohol puede irritar el tracto digestivo y debilitar el sistema inmunológico. Se relaciona con tumores Aero digestivos (VADs), así como con el hepatocarcinoma. En cánceres digestivos, incluso en pequeñas cantidades, puede agravar síntomas o interferir con los tratamientos.
Alimentos crudos o poco cocidos. En pacientes inmunodeprimidos debido a los tratamientos oncológicos, es crucial evitar carnes, mariscos y huevos crudos o mal cocidos, ya que pueden incrementar el riesgo de infecciones.
La clave es individualizar la dieta según los síntomas y necesidades del paciente, siempre con el apoyo de un equipo médico o nutricionista especializado.
Alimentos beneficiosos
Pescados: el consumo de pescado blanco (como merluza o lenguado) se asocia con una disminución del riesgo de cáncer de colon.
Proteínas de fácil digestión: es fundamental incluir fuentes de proteínas ligeras como:
- Pavo o pollo: sin piel y cocido al vapor o a la plancha.
- Huevos: en particular la clara, que es rica en proteínas y más suave para el estómago.
- Legumbres suaves: como lentejas o garbanzos, cocidas y en puré si es necesario, para facilitar la digestión.
Carbohidratos complejos y suaves: los cereales refinados y productos ricos en fibra soluble son bien tolerados.
- Avena: Rica en fibra soluble, ayuda a la digestión y es suave para el tracto digestivo.
- Arroz blanco o integral cocido: Según la tolerancia del paciente.
- Patatas y batatas: hervidas o al vapor, son fáciles de digerir y aportan carbohidratos complejos.
Frutas con bajo contenido de fibra insoluble: algunas frutas pueden ser mejor toleradas cocidas o sin cáscara. Ejerce un factor protector por la reducción del estrés oxidativo, y por el efecto protector de los microconstituyentes como los carotenoides. Se recomienda:
- Manzanas y peras peladas o cocidas.
- Plátano maduro: Rico en potasio y fácil de digerir.
- Papaya: Contiene enzimas que favorecen la digestión y es suave para el estómago.
Verduras cocidas y suaves: optar por vegetales al vapor o hervidos
- Zanahorias, calabacín, espinacas y calabaza: Cocidos, son una fuente rica en nutrientes y fibra soluble, pero más suaves para el sistema digestivo.
- Brócoli y coliflor: en pequeñas cantidades y bien cocidos, aunque algunas personas pueden evitarlo si generan gases.
Grasas saludables: aunque deben ser consumidas con moderación, las grasas saludables son importantes.
- Aceite de oliva extra virgen: De fácil digestión y con propiedades antiinflamatorias.
- Aguacate: Fuente de grasas saludables y energía.
Alimentos ricos en antioxidantes: los antioxidantes ayudan a combatir el estrés oxidativo y a proteger las células.
- Frutos rojos (como arándanos y moras), si son bien tolerados.
- Zanahorias y calabaza: ricas en betacarotenos, que son antioxidantes.
Líquidos suaves y nutritivos: mantener una buena hidratación es clave.
- Caldo de huesos: nutritivo y de fácil digestión, también aporta colágeno.
- Tés de hierbas como el jengibre o la manzanilla, que pueden ayudar a calmar el sistema digestivo.
- Batidos o purés: hechos con ingredientes ligeros y ricos en nutrientes, especialmente si hay dificultad para masticar o tragar.
Probióticos y prebióticos suaves: Ayudan a mantener la salud intestinal, pero deben ser introducidos bajo supervisión médica.
- Yogur natural: rico en probióticos, pero debe ser bajo en grasa y sin azúcares añadidos.
- Kéfir: Similar al yogur, puede ser útil si el paciente lo tolera bien.
Jengibre: es conocido por sus propiedades para aliviar náuseas y mejorar la digestión, especialmente en aquellos que están bajo quimioterapia.
Es esencial que los alimentos se preparen de manera simple (al vapor, hervidos, a la plancha) a fin de facilitar la digestión, y evitar la producción de hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas, potencialmente cancerígenas.
Recomendaciones específicas según el tipo de tumor
La dieta debe ser personalizada según los síntomas y el tipo de cáncer que tenga el paciente. Siempre se debe ajustar la dieta de forma óptima y tener en cuenta que existen algunas variantes según el cáncer considerado:
Cáncer de mama
- Se correlaciona con el consumo de alcohol, exceso de calorías y sobrecarga de peso.
- El consumo de verduras lo reduce.
Cáncer colorrectal
- Se correlaciona con una alimentación rica en carnes rojas, cereales refinados, consumo de alcohol, así como un aporte de fibras insuficiente.
- La práctica de actividad física regular y alimentación de baja carga energética podría reducir la incidencia de este tipo de cáncer en un 50%.
Cáncer gástrico
- Está relacionado con la infección por Helicobacter pylori. Una alimentación demasiado salada y rica en salazones y ahumados, puede favorecer la persistencia de esta infección.
Cáncer de pulmón
- Una alimentación rica en frutas y verduras puede reducir la incidencia hasta en un 30%
Estas consideraciones, sólo tienen sentido en el contexto de una alimentación equilibrada; los fitoestrógenos, la leche y el calcio pueden tener un efecto beneficioso, y al mismo tiempo perjudicial si se consumen en exceso. Un efecto de vitamina D, podría tener un efecto perjudicial.
Recomendaciones para la prevención del cáncer
Se aconseja:
- Consumo de frutas y verduras hasta unos 400 gm/día, dentro de una dieta diversificada
- Consumo de proteínas en forma de carne blanca, pescado, aves y huevos
- Alimentación rica en fibra
- Guardar productos en frigorífico o en congelador para evitar la contaminación microbiana; desechar productos perecederos, susceptibles de contaminarse con hongos; en ambas situaciones se producen nitrosaminas, implicadas en la carcinogénesis.
- Cocinar los alimentos mediante cocción a temperatura moderada.
- Mantener IMC adecuado desde la infancia, evitando alimentos de alta carga energética
- La lactancia materna se asocia a menor incidencia de cáncer de mama
- Actividad física regular antes, durante y después del tratamiento, mejora la calidad de vida, disminuye la sensación de fatiga, reduce la tasa de mortalidad global y el índice de recidivas.
Se desaconseja:
- Consumo de alcohol.
- Consumo excesivo de carnes rojas: <300 mg/semana. Evitar los modos de preparación en barbacoa o directamente en la llama.
- Reducir el consumo de productos de charcutería grasos o muy salados
- Consumo de sal o de alimentos muy salados como salazones o ahumados
- Preparación culinaria a la llama o asados
El cáncer predispone a un riesgo de desnutrición que reduce las defensas y la calidad de vida de los pacientes que lo padecen. El abordaje nutricional de los pacientes con cáncer debe integrarse dentro del programa de tratamiento específico. El estado de salud depende del mantenimiento de los aportes a un nivel correcto para evitar la desnutrición. Los pacientes con una nutrición adecuada presentan una mejor tolerancia a tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia.
Una nutrición adecuada es crucial para evitar la pérdida de masa muscular y su función (lo que se conoce como sarcopenia). Un estado nutricional óptimo mejora la respuesta del paciente al tratamiento y su calidad de vida. La desnutrición debilita el sistema inmunológico, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones y complica la cicatrización de heridas y la reparación de tejidos. Las fórmulas inmunomoduladores utilizadas en pacientes con tumores gastrointestinales han demostrado ser efectivas no solo en mejorar la nutrición sino también en fortalecer el sistema inmunológico del paciente. La vigilancia de los alimentos y del peso es importante para afrontar cualquier tipo de tratamiento.
La alimentación habrá de ser suficiente y variada, evitando aquellos alimentos perjudiciales tanto en la predisposición a desarrollar la enfermedad, como para favorecer recaídas de la misma.
En IVOQA contamos con un servicio de prehabilitación nutricional. Se trata de un enfoque preventivo y proactivo que se centra en mejorar el estado nutricional de los pacientes diagnosticados con cáncer antes de iniciar el tratamiento oncológico. Este enfoque es esencial, ya que un alto porcentaje de pacientes con cáncer presenta desnutrición al momento del diagnóstico.