En una nueva entrega de la serie Más allá del tumor: resolviendo dudas sobre cáncer de ovario y mama, organizada por IVOQA y la Asociación AMOH, Omar Tayara, especialista en entrenamiento para pacientes con cáncer, explica la importancia del ejercicio físico como parte fundamental del abordaje integral del cáncer, tanto durante como después del tratamiento. Este enfoque está alineado con las recomendaciones actuales de oncología integrativa, que promueven el autocuidado como complemento terapéutico.
El ejercicio como herramienta terapéutica
El ejercicio físico no solo es seguro para la mayoría de las personas con cáncer, sino que también aporta múltiples beneficios físicos y emocionales. Según Omar Tayara, incorporar actividad física adaptada puede:
- Mejorar la capacidad funcional y la fuerza muscular.
- Reducir la fatiga oncológica, uno de los síntomas más frecuentes.
- Favorecer el estado de ánimo y reducir la ansiedad.
- Prevenir la pérdida de masa muscular y ósea.
- Contribuir a una mejor tolerancia a los tratamientos.
Además, estudios recientes han demostrado que el ejercicio regular puede influir positivamente en la supervivencia y en la reducción del riesgo de recaídas, especialmente en cánceres como el de mama, colon y próstata.
Programas personalizados y supervisados
Tayara subraya que el ejercicio debe ser individualizado, teniendo en cuenta el tipo de cáncer, el tratamiento recibido, el estado físico previo y las posibles limitaciones. Por eso, es fundamental:
- Contar con profesionales especializados en entrenamiento oncológico.
- Diseñar rutinas seguras, progresivas y adaptadas a cada etapa del proceso.
- Integrar el ejercicio como parte del plan terapéutico global.
La prescripción de ejercicio en oncología debe seguir criterios clínicos y adaptarse a cada paciente con el mismo rigor que cualquier otro tratamiento médico.
Más allá del tratamiento médico
El ejercicio no es solo una herramienta de rehabilitación, sino también una forma de recuperar el control, mejorar la autoestima y reconectar con el cuerpo tras el impacto del cáncer. En el enfoque de IVOQA, el movimiento es salud, y forma parte del acompañamiento integral que se ofrece a cada paciente. Este componente psicoemocional es clave en la mejora de la calidad de vida durante y después del cáncer, y refuerza la resiliencia de los pacientes a lo largo del proceso oncológico.