La colposcopia es una exploración del cuello del útero (también llamado cérvix), la vagina y, si es necesario, la vulva. Se realiza con un instrumento óptico —el colposcopio— que no entra en el cuerpo y permite observar la zona con aumentos y buena iluminación. Suele indicarse tras exploraciones anómalas, citologías alteradas o VPH positivo/persistente, porque ayuda a localizar y valorar lesiones que, en su mayoría, son de bajo grado y pueden controlarse. En otras ocasiones, el especialista toma pequeñas biopsias para confirmar el diagnóstico y decidir el tratamiento más adecuado.
Este contenido ha sido elaborado con la colaboración de la Dra. Concepción de Lucas Ortega, ginecóloga del equipo de ViaCare Centro Médico, a quien agradecemos su valiosa aportación y revisión profesional.
¿Qué es exactamente una colposcopia?
La colposcopia es una prueba ambulatoria, rápida y generalmente bien tolerada, que se realiza en consulta. Permite:
- Identificar áreas sospechosas en el cérvix tras aplicar reactivos (habitualmente ácido acético y, en ocasiones, solución de Lugol).
- Seleccionar con precisión los puntos donde conviene tomar biopsia, si se necesita confirmación histológica.
- Hacer seguimiento tras un tratamiento previo de lesiones del cuello uterino.
No es una cirugía, no requiere ingreso y, en la mayoría de los casos, tampoco anestesia.
¿Cuándo se suele reocmendar una colposcopia?
La decisión de indicar una colposcopia es clínica y personalizada, pero más frecuentemente suele recomendarse ante:
- Citología anormal (p. ej., ASC-US, LSIL, HSIL) o hallazgos indeterminados.
- Test de VPH positivo, especialmente si el virus persiste en el tiempo o pertenece a tipos de alto riesgo.
- Discordancias entre resultados (p. ej., citología y VPH no coinciden) que requieren una evaluación directa del cérvix.
- Sangrado tras las relaciones, lesiones visibles en el cérvix o la vagina, o cambios en la exploración.
- Seguimiento después de tratar lesiones del cuello uterino (control de curación/recidiva).
- Lesiones en vulva o vagina que requieren ampliación del estudio (vulvoscopia/vaginoscopia dentro del mismo acto).
El objetivo no es “operar”, sino ver mejor y, si procede, confirmar con biopsia.
¿Cómo se realiza paso a paso?
La prueba suele durar 10–20 minutos. El proceso habitual es:
- Posición ginecológica y colocación de un espéculo para visualizar el cuello del útero.
- Observación con el colposcopio, que se sitúa fuera del cuerpo (no toca al paciente).
- Aplicación de ácido acético y, en ocasiones, Lugol, que resaltan cambios en el epitelio.
- Evaluación sistemática del cérvix (y, si procede, de vagina y vulva) identificando patrones.
- Biopsia dirigida sólo si hay áreas sugestivas; la muestra es pequeña y se envía a Anatomía Patológica.
- Control del sangrado local si se toma biopsia (habitualmente mínimo) y recomendaciones para casa.
¿Duele? ¿Se usa anestesia?
- Sin biopsia, la sensación es similar a una citología: molestia leve por el espéculo.
- Con biopsia, puede notarse pinchazo o presión de segundos. Es normal un manchado leve durante 24–48 horas. No suele requerir anestesia; en casos seleccionados se puede usar anestesia local.
Preparación antes de la prueba
Una preparación sencilla mejora el confort y la calidad de la exploración:
- Evita relaciones sexuales, tampones y duchas vaginales durante 24–48 horas previas.
- Si es posible, no la programes en días de sangrado menstrual abundante.
- Avisa si estás embarazada o tomas anticoagulantes/antiagregantes.
- Lleva informes previos (citologías, test de VPH, tratamientos).
- Es útil acudir con una compresa por si hay manchado posterior.
Resultados: cómo se interpretan
Tras la colposcopia, tu ginecólogo/a te explicará el hallazgo principal y el plan:
- Exploración normal: sin lesiones relevantes; suele bastar con seguimiento según guías.
- Cambios de bajo grado: muchas veces regresan de forma espontánea; se pauta control periódico.
- Cambios de alto grado: requieren confirmación con biopsia y, si se confirma, tratamiento específico para prevenir progresión.
- Biopsia: es la prueba que confirma el diagnóstico y orienta el manejo (observación, tratamiento ambulatorio, etc.).
Los plazos para el resultado de la biopsia varían según el centro; se informa al paciente de cómo y cuándo lo recibirá.
Riesgos y efectos secundarios
La colposcopia es una prueba segura. Los efectos adversos son poco frecuentes y, por lo general, leves:
- Molestias/barrigazo tipo regla durante horas.
- Manchado vaginal 24–48 h si hubo biopsia.
- Rarezas: sangrado más intenso o infección.
- En embarazo suele evitarse la biopsia salvo que sea imprescindible; la exploración diagnóstica es, en general, segura.
Consulta si presentas sangrado abundante, fiebre, dolor intenso o mal olor vaginal.
Cuidados después de la colposcopia
Tras la prueba puedes hacer vida normal si te encuentras bien. Si se realizó biopsia, se recomienda:
- Evitar relaciones sexuales, tampones y duchas vaginales durante 48 horas (o lo que indique tu especialista).
- Usar compresa (no tampón) si hay manchado.
- Vigilar las señales de alarma descritas arriba.
Colposcopia en situaciones especiales
- Embarazo: la prioridad es el diagnóstico y el seguimiento conservador; se minimizan procedimientos innecesarios.
- Portadoras de DIU: la prueba se puede realizar; el DIU no impide la colposcopia.
- Adolescentes y jóvenes: manejo habitualmente conservador, con seguimiento estrecho si hay hallazgos de bajo grado.
Mitos frecuentes (y realidad)
- “Duele mucho” → No suele ser dolorosa; con biopsia puede haber molestia breve y manchado leve.
- “Siempre implica biopsia” → Sólo si el/la especialista ve zonas sospechosas.
- “Produce infertilidad” → La colposcopia no afecta a la fertilidad. Si en el futuro se precisara tratar lesiones, el plan se valora para proteger la función reproductiva.
La colposcopia es una prueba clave para estudiar cambios en el cuello del útero y decidir con seguridad el mejor manejo. Su finalidad es diagnóstica, se realiza en consulta, y la mayoría de pacientes la tolera sin problemas. Si te la han indicado, acudir bien informada te ayudará a vivirla con tranquilidad y a seguir, después, el plan de control o tratamiento que marque tu ginecólogo/a.
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