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Las bolsas en los ojos son una de las preocupaciones estéticas más comunes. Aunque suelen asociarse al cansancio o a la falta de sueño, en realidad su origen está relacionado con cambios estructurales en la piel y en los tejidos del párpado inferior. Entender sus causas y las opciones de tratamiento —tanto médicas como quirúrgicas— es fundamental para elegir la mejor solución según cada caso.

Agradecemos la colaboración y revisión de la Dra. María Herrero Fernández, especialista del Centro Médico Viacare de Madrid, por su asesoramiento y aportaciones profesionales en la elaboración de este contenido.

  • Contenido divulgativo. No sustituye la valoración médica. Si te preocupan las bolsas en los ojos o dudas si eres candidata/o a cirugía, pide consulta con Cirugía Plástica Facial.

¿Qué son las bolsas en los ojos?

Las bolsas en los ojos son el abombamiento del párpado inferior debido a la protrusión de la grasa orbitaria y/o la flacidez de los tejidos del párpado (piel y músculo).

Con la edad, el tabique orbitario (septum) que contiene la grasa se debilita y permite que esta sobresalga. A la vez, la piel pierde colágeno y elasticidad, lo que favorece la aparición de bolsas permanentes.

Es importante diferenciar:

  • Bolsa: relieve que sobresale (grasa herniada con o sin piel laxa).
  • Ojera: hundimiento (surco lagrimal), pigmentación oscura o transparencia vascular.

También existen los festones malares, que son inflamaciones debajo del párpado, en la parte alta del pómulo. No son bolsas palpebrales y requieren un manejo diferente.

Causas y factores que agravan las bolsas en los ojos

  • Envejecimiento y genética (estructura del septum y del pómulo).
  • Retención de líquidos (sal, alcohol), falta de sueño, tabaco.
  • Alergias y dermatitis (empeoran la inflamación).
  • Posición al dormir (boca abajo o totalmente horizontal).
  • Cambios hormonales y exposición solar crónica (daño dérmico acumulado).

Cuando la inflamación aparece de manera repentina, es asimétrica, se acompaña de dolor o afecta a la visión, debe descartarse una causa médica como problemas oculares o infecciosos.

¿Se pueden eliminar las bolsas sin cirugía?

En casos leves, donde predomina el edema o la flacidez suave, pueden mejorar con cambios de hábitos y tratamientos médicos para la piel.

Sin embargo, cuando existe protrusión de grasa evidente, el tratamiento más eficaz y definitivo es la blefaroplastia inferior (cirugía del párpado inferior).

Los tratamientos no quirúrgicos no eliminan la grasa, pero son útiles como complemento para mejorar la calidad de la piel y la textura.

Tratamientos sin cirugía: qué puede ayudar

  • Hábitos saludables: dormir 7–8 horas, elevar ligeramente la cabeza al dormir, reducir sal y alcohol, evitar tabaco.
  • Frío local: compresas frías para desinflamar de forma temporal.
  • Cremas: con cafeína, péptidos o retinoides suaves. Mejoran textura y arrugas finas, pero no eliminan bolsas grasas.
  • Láser fraccionado y radiofrecuencia: estimulan colágeno y tensan la piel. Útiles en exceso cutáneo leve o arrugas.
  • Ácido hialurónico en el surco lagrimal (tear trough): indicado cuando hay hundimiento sin bolsa marcada. Camufla la transición párpado-mejilla, pero no elimina la grasa.

Tratamiento quirúrgico: blefaroplastia inferior

La blefaroplastia corrige la protrusión de grasa y la flacidez del párpado inferior. Es una cirugía ambulatoria, generalmente con anestesia local y sedación.

¿Quién es candidato?

  • Pacientes con bolsas visibles todo el día que no mejoran con hábitos.
  • Exceso de grasa orbitaria con o sin exceso de piel.
  • Buena salud ocular (se valoran ojo seco, laxitud palpebral y tono del canto).
  • Expectativas realistas sobre cicatrices, recuperación y resultados.

Técnicas quirúrgicas

La blefaroplastia inferior puede abordarse de dos formas principales:

Vía transconjuntival (sin cicatriz visible).

  • La incisión se realiza en la cara interna del párpado, lo que permite retirar o recolocar la grasa sin dejar cicatriz externa. Es la técnica indicada cuando el problema es fundamentalmente la protrusión grasa y la piel mantiene buen tono. Puede combinarse con reposicionamiento de la grasa para suavizar el surco lagrimal.

Vía subciliar (borde de las pestañas).

  • En este caso la incisión se sitúa en la línea de las pestañas, donde queda muy disimulada. Permite además tratar el exceso de piel, tensar el músculo orbicular y reposicionar o resecar grasa. Se recomienda en pacientes con flacidez cutánea o arrugas marcadas.

Gestos complementarios

Según el caso, la cirugía puede completarse con otras maniobras:

  • Reposición de grasa para suavizar el surco y evitar aspecto hundido.
  • Cantopexia o cantoplastia, que refuerzan el ángulo lateral del párpado para prevenir el descenso (ectropión).
  • Skin pinch, o pellizco cutáneo, para eliminar un exceso mínimo de piel sin necesidad de despegar todo el plano.
  • Láser o peelings, que ayudan a mejorar la textura cutánea, aplicados en el mismo acto o de forma diferida.

Anestesia, duración y recuperación

En la mayoría de los casos la cirugía se realiza con anestesia local y sedación, reservando la anestesia general para situaciones concretas. La intervención dura entre 45 y 90 minutos y el alta suele ser el mismo día.

El postoperatorio incluye:

  • Inflamación y hematomas durante 7–14 días (máximo a las 48–72 h).
  • Molestia leve o tirantez; el dolor intenso es infrecuente.
  • Retirada de puntos, si los hay, en 5–7 días.
  • Vuelta al trabajo en 7–10 días.
  • Ejercicio suave tras 2 semanas e intenso a las 3–4 semanas.
  • Uso de lentillas a partir de 7–10 días según tolerancia.
  • Fotoprotección estricta durante 3–6 meses.

Cuidados en casa

Tras la intervención se recomienda aplicar frío local intermitente durante las primeras 48 horas y dormir con la cabeza elevada. Pueden pautarse colirios o ungüentos, y es importante mantener la higiene sin frotar los ojos.

Conviene evitar sauna o baños calientes la primera semana. Ante dolor intenso, sangrado, visión doble o fiebre, se debe consultar de inmediato al especialista.

Resultados y duración

Los resultados empiezan a apreciarse a las pocas semanas, aunque se consolidan en un plazo de uno a tres meses.

La blefaroplastia ofrece una mejoría duradera: aunque el envejecimiento continúa, la grasa tratada no reaparece del mismo modo. El mantenimiento con fotoprotección y cuidados de la piel ayuda a prolongar los resultados.

Riesgos y cómo se minimizan

La blefaroplastia es segura en manos expertas, pero como toda cirugía puede presentar riesgos. Los más habituales son hematomas, infecciones o asimetrías leves. También puede aparecer ojo seco transitorio, inflamación conjuntival o, en raras ocasiones, ectropión o exposición excesiva del blanco ocular. Las cicatrices visibles son poco frecuentes cuando la técnica se planifica bien.

La prevención pasa por una valoración preoperatoria completa, la elección de la técnica adecuada y la preparación del paciente, evitando tabaco y ajustando medicación anticoagulante o antiagregante.

Para tratar las bolsas en los ojos de forma eficaz es fundamental un diagnóstico preciso: grasa que sobresale, exceso de piel o hundimiento del surco. La blefaroplastia inferior, por vía transconjuntival o subciliar, es el tratamiento más definitivo. Los procedimientos no quirúrgicos son un excelente complemento en casos leves o para mejorar la calidad de la piel.

Preguntas frecuentes sobre bolsas en los ojos y blefaroplastia

¿La cicatriz se va a notar?
En la técnica subciliar, la incisión queda en el borde de las pestañas y suele ser discreta. La vía transconjuntival no deja cicatriz visible externa.
¿La cirugía quita también las ojeras?
La blefaroplastia elimina la bolsa. Si hay hundimiento, puede reposicionarse grasa. La pigmentación se aborda con tratamientos cutáneos y hábitos.
¿Puedo operarme si tengo ojo seco?
Depende del grado. Se valora en consulta y, en casos de ojo seco severo, puede desaconsejarse o ajustarse la técnica.
¿Cuándo veré el resultado final?
La mejoría es evidente en 2–3 semanas, aunque el resultado se estabiliza en 3 meses.
¿La grasa vuelve a salir?
No de la misma manera. El envejecimiento continúa, pero la grasa retirada o reposicionada no reaparece igual.
¿Qué ocurre si tengo “bolsas” en el pómulo (festones)?
No son bolsas palpebrales. Requieren otro tipo de tratamiento y valoración específica.

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